Había una vez un molinero que, al morir, dejó como herencia a su hijo menor solo un gato. El joven, desanimado al recibir tan pobre legado, pensaba que su suerte no podía ser peor. Sin embargo, aquel astuto felino tenía un plan para cambiar la fortuna de su amo.
El gato, con voz dulce y persuasiva, dijo a su joven amo: “No te preocupes, querido amigo. Si confías en mí y haces lo que te digo, te aseguro que tu vida cambiará para mejor”.
El felino le pidió a su amo que le consiguiera un par de botas, un abrigo elegante y un saco. El joven confió en el gato y le consiguió lo que le pidió.
Rápidamente puso en marcha su plan, fue al bosque a cazar conejos y los metió en su saco. Con las botas y el abrigo lucía muy elegante, por lo que lleno de confianza se dirigió al palacio real, donde logró que el rey lo recibiera.
El gato le dijo al rey que el Marqués de Carabás era un hombre muy rico y sabio, y que deseaba ofrecerle esos conejos como obsequio. No fue la única vez, el felino regresó al palacio en varias ocasiones para seguir haciéndole regalos al rey, el cual estaba fascinado por las atenciones del supuesto Marqués de Carabás.
Un día supo que el rey iría a pasear a orillas del río con su hija, e ideó un plan muy astuto. Le dijo a su amo que solo tenía que meterse a nadar al río y que él se encargaría de lo demás. El joven, algo desconcertado pero confiando en su amigo felino, obedeció.
Cuando pasaba por allí el carruaje del rey, el gato empezó a gritar desesperado: “¡Ayuda! ¡Mi amo, el Marqués de Carabás, está siendo atacado por ladrones que le han robado toda su ropa!”
El rey reconoció al gato y acudió en su ayuda. El gato le contó que mientras el Marqués se nadaba en río, unos malhechores se habían roban su ropa y sus bienes. El rey, recordando lo generoso que el Marqués de Carabás había sido con él, ordenó a los guardias reales que le consiguieran ropas nuevas de inmediato.
El rey quiso que los acompañaran a la princesa y a él en su paseo. El gato vio la oportunidad de seguir con sus planes y decidió adelantarse en el camino. En el trayecto vio a unos campesinos en un campo de trigo, y les dijo que si alguien preguntaba a quien pertenecían esas tierras, debían responder que el dueño era el Marqués de Carabás, y que si no lo hacían serían castigados.
Asustados por las amenazas del Gato con Botas, los campesinos obedecieron, y cuando el rey pasó por allí y preguntó por el dueño de esas extensas y bien cuidadas tierras, le contestaron que eran del Marqués de Carabás.
Impresionado por la aparente riqueza y poder del Marqués de Carabás, el rey decidió casarlo con su hija, la princesa, y así el joven heredó no solo el título de noble sino también el amor de la princesa y una vida de prosperidad, todo gracias a su fiel amigo, el astuto Gato con Botas.
Y colorín colorado, este cuento ha terminado.
Comprensión de lectura
1. ¿Qué heredó el hijo menor del molinero?
2. ¿Cómo se sentía el joven al recibir su herencia
3. ¿Qué le prometió el gato al joven?
4. ¿Cómo logró el felino verse más elegante?
5. ¿Por qué el rey ayudó al joven?
6. ¿Qué le pidió el Gato con Botas a los campesinos?
7. ¿Por qué el rey decidió casar a su hija con el Marqués de Carabás?